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En la entrada de hoy te explicamos cómo se forma el color del vino “rosé” o rosado, como nosotros lo conocemos. 

Lo primero que debes saber es que el vino no rosado no es una mezcla de vinos tintos y blancos.  Desde hace años, esta práctica está prohibida, por Ley, en la Unión Europea. La única excepción para llevar a cabo esta acción la encontramos en algunas elaboraciones del Champagne (en Francia).
A diferencia del vino blanco, el vino rosado se elabora con uvas tintas. Son las mismas que se emplean para hacer vino tinto. Ahora te estarás preguntando: entonces, ¿qué es lo que se hace de forma diferente para que salga vino rosado y no tinto? La respuesta es súper fácil. La diferencia entre un vino rosado y tinto (en cuanto al color de la bebida) está en la cantidad de tiempo que el mosto macera con los hollejos. Mientras el vino tinto macera durante semanas con los hollejos, el mosto para el vino rosado apenas pasa unas pocas horas en contacto con ellos. 
NOTA: Los hollejos son, en resumen, las pieles de la propia uva.
El enólogo es la persona que tiene control absoluto sobre el vino. Además, cuando considere que el vino tiene un color rosado óptimo, se encargará de apartar los hollejos del mosto.